Quebracho Colorado
Quienes nos columpiamos de tus ramas
y apreciamos el complejo árbol que es tu vida,
Sabemos que dura es la corteza del recuerdo,
Marcada por aquellas lágrimas al final del día.
Aunque mucho más fuertes son tus raíces,
Nutridas con mujeres henchidas en valentía,
Sosteniendo un tronco que ha aguantado
lo que no cabe en un verso, ni en una poesía.
Y aunque con los años las ramas sufren daños,
Tú siempre logras taparlos de forma precisa,
Las cubres del forraje que has creado
con todas y cada una de tus sonrisas.
Podré narrar buenas epopeyas a tus nietos
y personificar en ti el valor de la osadía.
Podré decirles que de todo tu esfuerzo
colgaba ese fruto al que llamamos «alegría».
Acaricia con el dedo cada arruga de tu cara
y luce con orgullo cada una de tus canas.
Mas no son arrugas, ni canas; son tus betas.
Son tus medallas por cada una de mis metas.
¿Cómo no voy a ser feminista
si mi madre me ha sacado
adelante sola y siendo artista?
Ante todas las reprobaciones de profesores que
se creían con derecho a cuestionar tus decisiones,
Ante comentarios, insultos y adulaciones de esa
muchedumbre oportunista hablando de pensiones,
Te comiste sola los líos, los bajones, los marrones.
A base de ecuaciones mantuviste la cabeza alta
y protegiste siempre nuestra inocencia e ilusiones.
Aprendimos qué madera es buena y la que sobra,
Qué sentimiento hay que mantener y cuál se borra.
Nos enseñaste a lijar para eliminar las asperezas,
No dejar resquicio de odio, ni apatía, ni pereza.
Tallaste en nuestra mente valores que hoy escasean,
El del sacrificio, la humildad; que nunca se traiciona.
Y sin necesitar pantalones, ni billeteras, ni crucifijos;
Solo del arte, lograste sacar adelante a tus tres hijos.
Pero a pesar de tu maestría con la gubia y la maza,
De qué bien reflejas la vida en cada una de tus tallas.
A pesar de todo el ingenio que cabe en tu cabeza
y cómo fusionas obsolescencia y arte con destreza.
Siento decirte que tu mejor obra son tus hijos
y que ser buena madre ha sido tu mayor proeza.
Y podría pedirte perdón por todos mis errores,
Pero no busca eso este humilde texto.
Y podría intentar mostrar mi agradecimiento,
Pero para ello necesitaría un testamento.
Solo pretendo compensarte con amor lo que
la vida no te ha dado de reconocimiento.